CARTA AL REY JUAN CARLOS I

S.M. D. Juan Carlos I

Rey Emérito de España

Majestad:
Quizás en la distancia, allá donde se encuentre, puedan servirle de algo las palabras de un español de 53 años que vivió buena parte de su vida bajo su histórico reinado.
Son los seres y las cosas que amamos las que también nos provocan los mayores sufrimientos y puedo entender el profundo dolor que está sintiendo en su alma por verse alejado y así correspondido por la tierra a la que tanto ama. Créame, Majestad, que ese dolor que usted siente, lo vivimos muchos españoles que sentimos por usted el cariño, la admiración y la gratitud por habernos dado más de cuarenta años de paz, libertad y prosperidad.
Dicen que a un hijo se le perdona todo y usted ya habrá perdonado en lo profundo de su corazón a aquellos españoles que, ajenos e ignorantes de su historia, no han sabido o no han querido ver cuánto tenemos que agradecer a nuestro Rey. Si le sirve de consuelo, también a los padres debemos perdonar las debilidades humanas porque, en la balanza de la vida, pesa mucho más su sacrificio por todo el bien que nos han dado.
Yo que tengo la edad de D. Felipe y mi padre la de su Majestad, no puedo ignorar los sentimientos que les deben de embargar a Él como hijo y a usted como padre. No puedo pasar por alto la grandeza de un español que pone por encima de ese amor filial el amor a su patria. No quiero ignorar el gran sacrificio, una vez más, que realiza por el bien de España.
En su soledad, allá donde se encuentre, puede que estas líneas le lleven un poquito de calor en la frialdad de la noche; la Historia sitúa a cada cual en el lugar que realmente merece y usted merece uno de los mejores en nuestra larga Historia.
Aunque algunos pretendan ignorar su obra o desprestigiarla en aras de sus propios intereses, sigue siendo una inmensa mayoría de españoles la que cree en el valor que la Monarquía Constitucional representa. Somos muchos los que nos sentimos heridos en nuestras más profundas convicciones por una minoría que quiere introducir un debate inane e indeseado por una sociedad ávida de soluciones a sus verdaderos problemas e inquietudes.
Mientras tanto, confíe en Dios y en la mayoría del pueblo español que sabrán perdonar sus defectos, valorar sus muchas virtudes y agradecer su entrega por España.

Dios lo guarde muchos años.

Fdo.: Francisco José Zurita Martín.

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