Carta del Hermano Mayor
Queridos hermanos en la fe y en la devoción a nuestro Padre y Señor de las Penas y a María Santísima del Desconsuelo:
Es para mí un motivo de satisfacción y orgullo dirigirme a vosotros como nuevo Hermano Mayor de nuestra querida hermandad. En este momento en el que se agolpan tantos sentimientos en mi corazón, quiero expresaros ante todo gratitud, sinceramente pediros perdón y humildemente haceros un ruego.
Gratitud a todos los que habéis confiado en mí para tan alta responsabilidad y a los que no habiéndolo hecho, sé que amáis profundamente a esta Hermandad. A los que me han visto crecer entre los muros de San Mateo y me han enseñado tantas cosas. A mis compañeros de la anterior Junta que se han dejado la piel en el trabajo. A los de la Junta actual, que con tanta ilusión y entusiasmo afrontan esta nueva etapa de nuestra corporación. Doy las gracias también a cuantos nos han precedido en la experiencia, a los hermanos que ya no están con nosotros pero están junto a Él y Ella y velan por la Hermandad desde lo Alto. Doy las gracias al esfuerzo de esos Hermanos Mayores que he conocido desde niño y han llevado a nuestra Hermandad a lo más alto, especialmente a Ángel con el que he compartido estos últimos ocho años de intenso trabajo desde el cargo de Tesorero. A mi mujer y a mis hijos por el tiempo que les he escatimado y que les escatimaré. A mi madre, que me supo transmitirme la fe desde que estaba en su vientre. Y quiero dar las gracias a mi padre porque desde que me sostuvo en sus brazos ante la Virgen del Desconsuelo el día de mi bautizo, ha sabido inculcarme el amor hacia María del Desconsuelo y hacia el Señor de las Penas con su ejemplo como padre y como Hermano Mayor. Pero sobre todo, quiero darle las gracias a Él y a Ella por haberme mantenido en la fe todos estos años.
Perdón. Sí, también quiero pedir perdón a todos vosotros porque sé que muchas veces os fallaré. Sé que en muchas ocasiones me equivocaré. Sé que en muchos momentos dudaré. Pero de lo que estoy seguro es que no fallaré, ni me equivocaré ni dudaré en el amor que siento por esta Hermandad y por todos lo que comparten ese amor por nuestros Sagrados Titulares. Sé que contaré con vuestro apoyo y cariño y por eso serán más llevaderos esos fallos, esas equivocaciones o esas dudas.
Y os quiero hacer un ruego; que le pidáis al Señor de las Penas y a María Santísima del Desconsuelo por mi Junta y por mí, para que sepamos mantener la Hermandad unida. Para que sepamos hacerla crecer en la fe en el seno de la Iglesia. Para que podamos conservar el rico patrimonio cultural y espiritual que hemos heredado de nuestros mayores. Para que seamos capaces de entregar una hermandad mejor a nuestros hijos. Para que seamos dignos servidores de todos vosotros tal y como nos pediría el propio Jesucristo.
Con todo ello, nos espera una aventura apasionante que esperamos disfrutar y haceros a todos disfrutar.
Un abrazo en el Señor de las Penas y en María Santísima del Desconsuelo.